Cristina Santiago nos cuenta si existe relación entre nutrición y Covid-19

Debido a la situación que vivimos en estos momentos le preguntamos a la dietista-nutricionista Cristina Santiago si existe alguna relación entre nutrición y Covid-19, es decir le pedimos su opinión seria y rigurosa sobre este asunto y le agradecemos su completa repuesta. Tan detallada ha sido que constituye la tercera parte de nuestra entrevista en la que aporta datos sobre la función inmunitaria, la alimentación vegetal y la suplementación.

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Lo primero que le quiero transmitir a los lectores, aunque son momentos muy delicados, es que mantengan la calma. Que no entren en pánico y en miedo, porque eso va a aumentar muchísimo sus niveles de estrés y este, entre otras cosas, va mermar considerablemente su sistema inmunológico (10). Y ya sabemos lo importante que es este para hacer frente a las infecciones. Es decir, que si el miedo y la preocupación extrema nos invade, lo único que eso va a hacer es empeorar la situación. Sé que esto es muy fácil de decir y no es sencillo de hacer, pero hemos de tratar de poner en práctica todo lo que podamos esta actitud. La esperanza y la calma es lo último que siempre hemos de perder. Además, si estamos muy estresados, descansaremos peor por las noches, y dormir poco también deprime el sistema inmunológico (11)”, recomienda y añade: “Y en referencia al estilo de vida, la práctica de actividad física hará que durmamos mejor y que tengamos menos ansiedad y mejor estado anímico (12)”.

Alimentación vegetal y función inmunológica

“En relación a la nutrición y los procesos infecciosos, es importante llevar una dieta basada en plantas bien planificada para estar adecuadamente nutrido, puesto que una nutrición deficitaria puede comprometer la función inmunológica. Por ello, hemos de prestar especial atención a los siguientes nutrientes, que contribuyen a que el sistema inmune funcione correctamente: vitaminas A (13) (zanahoria, calabaza, verduras de hoja verde y vegetales anaranjados; todos ellos contienen provitamina A, que en el intestino se transforma en vitamina A), B6 (14) (pipas de girasol, nueces, lentejas, avellanas, arroz integral…), C (15) (pimiento rojo, fresa, kiwi, cítricos -limón, naranja, mandarina, pomelo-, tomate, brócoli, kale…), D (16) (su mejor fuente es el sol; a excepción del verano y los días soleados primaverales hemos de suplementarnos con D3), E (17) (pipas de girasol, almendras, avellanas, aceite de oliva virgen extra, cacahuetes…), zinc (18) (semillas de cáñamo, pipas de calabaza, sésamo, pipas de girasol, anacardos, avena, almendra, garbanzos…) y selenio (19) -si se practica una dieta a base de plantas, recomiendo consumir 1-2 nueces de Brasil al día para cubrir requerimientos de selenio; no comer más de 5-6 al día para evitar seleniosis: síntomas digestivos o neurológicos, problemas respiratorios, renales o cardíacos, enrojecimiento facial…)”, enumera.

“Así mismo, quiero destacar tres familias de alimentos que se muestran especialmente beneficiosas para potenciar nuestra inmunidad: 1º. Las crucíferas (brócoli, coliflor, rúcula, berros, kale, lombarda…), ya que contienen compuestos que potencian nuestro sistema inmunológico al mantener y estimular los linfocitos intraepiteliales, que cumplen dos funciones: acondicionan y reparan la barrera intestinal y proporcionan una defensa de primera línea contra los patógenos intestinales (20, 21). 2º. Las setas. Se ha evidenciado que el consumo regular de champiñón blanco cocido (1 taza al día) parece aumentar notablemenete la inmunoglobulina A (IgA) (22), que es uno de los principales anticuerpos del organismo. Los anticuerpos son proteínas que fabrica el sistema inmunitario para combatir los ataques de bacterias, virus y toxinas. Pero además de estimular el sistema inmune, las setas también parecen reducir la inflamación y presentan propiedades anticancerígenas (23). 3º. Los frutos rojos y bayas (arándanos, uvas, frambuesas, bayas goji…) también parecen fortalecer nuestro sistema inmune (24)”, nos detalla Cristina Santiago.

“¿Y qué sucede con el ajo? Como probablemente hayas escuchado, el ajo es un alimento que presenta algunas propiedades antimicrobianas y antivíricas. Un ensayo de intervención aleatorizado (que puede probar causa-efecto) evidenció que el ajo puede prevenir la aparición del resfriado común, pero se necesitan más estudios para reforzar estos hallazgos (25).Recordemos que aproximadamente el 70 % del sistema inmune se encuentra en el intestino. Por ello, es interesante señalar si los probióticos juegan un papel clave en la inmunidad. Al parecer, son mejores que el placebo en reducir algunas infecciones, como la infección aguda del tracto respiratorio superior. No obstante, la evidencia global disponible es todavía débil para concluir su eficacia en referencia a este aspecto (26). De todas formas, el ingerirlos no nos va a generar efectos negativos en nuestra salud, al contrario, son alimentos muy saludables que puede que ejerzan un efecto positivo en nuestras defensas, así que aconsejo consumirlos a diario: kombucha, yogurt vegetal, tempeh, kimchi,chucrut y pickles”.

“No obstante, no solo hay que consumir estos alimentos en exclusiva. La dieta ha de estar bien planificada y por ello aconsejo consumir una amplia variedad de alimentos vegetales integrales mínimamente procesados o sin procesar (a ser posible de temporada y ecológicos), con especial hincapié en los alimentos ricos en los nutrientes implicados en el sistema inmune, en las crucíferas, en los frutos rojos, en las setas, en el ajo y en los alimentos probióticos. Así mismo, las personas que basen su alimentación en plantas no deben olvidar suplementarse con vitamina B12, yodo y Omega 3 (EPA + DHA) procedente de aceite de microalgas para no presentar carencias de estos tres nutrientes que a través de una alimentación vegetal no los podemos obtener (matizo con respecto al yodo, ya que aunque las algas son una abundante fuente del mismo, tienen mucho yodo y un contenido muy variable del mismo -27, 28-, por eso recomiendo suplementarlo).

REFERENCIAS

10.- Vitlic A. et al. Stress, ageing and their influence on functional, cellular and molecular aspects of the
immune system. Age (Dordr). 2014; 36(3): 9631.
11.- Ibarra-Coronado EG et al. The Bidirectional Relationship between Sleep and Immunity against
Infections. J Immunol Res. 2015; 2015: 678164.
12.- Hartescu I et al. Increased physical activity improves sleep and mood outcomes in inactive people with
insomnia: a randomized controlled trial. J Sleep Res. 2015;24(5):526-34.
13.- https://lpi.oregonstate.edu/es/mic/vitaminas/vitamina-A
14.- https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminB6-DatosEnEspanol/
15.- https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminC-DatosEnEspanol/
16.- https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminD-DatosEnEspanol/
17.- https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminE-DatosEnEspanol/
18.- Skrajnowska D et al. Role of Zinc in Immune System and Anti-Cancer Defense Mechanisms. Nutrients.
2019; 11(10): 2273.
19.- Avery JC et al. Selenium, Selenoproteins, and Immunity. Nutrients. 2018;10(9). pii: E1203.
20.- Sheridan BS et al. Intraepithelial lymphocytes: To serve and protect. Curr Gastroenterol Rep. 2010
12(6):513 – 521.
21.- Hooper LV. You AhR what you eat: linking diet and immunity. Cell. 2011 Oct 28;147(3):489-91.
22.- Jeong SC et al. Dietary intake of Agaricus bisporus white button mushroom accelerates salivary
immunoglobulin A secretion in healthy volunteers. Nutrition 2012 28(5):527-531.
23.- Palacios I et al. Antioxidant properties of phenolic compounds occurring in edible mushrooms. Food
Chemistry 2011 Oct;128(3):674–8.
24.- Govers C et al. Review of the health effects of berries and their phytochemicals on the digestive and
immune systems. Nutr Rev. 2018;76(1):29-46.
25.- Lissiman E et al. Garlic for the common cold. Cochrane Database Syst Rev. 2014;(11):CD006206.
26.- Hao Q et al. Probiotics for preventing acute upper respiratory tract infections. Cochrane Database Syst
Rev. 2011 9:1-42
27.- Teas J et al. Variability of iodine content in common commercially available edible seaweeds. Thyroid
14: 836-841 (2004)
28.- MacArtain P et al. Nutritional value of edible seaweeds. Nutr Rev. 2007;65(12 Pt 1):535-43

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