En este artículo te resumo un estudio publicado en la revista Neuroscience que incide en la relación entre dieta vegana y cerebro. Lo cierto es que cada vez más personas en todo el mundo optan por una alimentación basada en plantas por salud, ética o sostenibilidad. Por eso, existen multitud de estudios que concluyen que este tipo de alimentación ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, reducir el riesgo de ciertos cánceres y favorecer la longevidad. Pero, ¿qué pasa con nuestro cerebro?
Una nueva investigación responde a esta pregunta y ofrece unas conclusiones prometedoras al examinar los efectos de una alimentación vegetal bien planificada y la actividad neurológica.
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Dieta vegana y cerebro: resultados del estudio publicado en Neuroscience

Beneficios para la mente
Los investigadores destacan que frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas son ricos en polifenoles, antioxidantes, fibra, ácidos grasos saludables y carotenoides. Estos compuestos:
- Favorecen la memoria y el aprendizaje.
- Protegen frente al envejecimiento cerebral.
- Reducen la inflamación y el estrés oxidativo.
- Potencian la comunicación entre el intestino y el cerebro gracias a la microbiota.
De hecho, estudios de neuroimagen muestran que quienes siguen patrones de alimentación más vegetales tienden a tener mayor volumen cerebral y mejor conectividad neuronal.
¿Qué hay que vigilar?
Esta revisión explica que una dieta 100 % vegetal puede presentar déficits en vitamina B12, vitamina D, omega-3 (EPA y DHA), hierro, zinc o creatina si no hay una buena planificación. Estas carencias pueden afectar a la concentración, la memoria o la salud cerebral a largo plazo.
La buena noticia es que existen soluciones sencillas:
- Suplementación de B12 (imprescindible) tanto para veganos como vegetarianos.
- Fuentes vegetales o suplementos de omega-3 de microalgas.
- Una dieta variada y técnicas culinarias como el remojo, germinado o fermentación, que mejoran la absorción de minerales.
¿Qué falta por investigar?
En el artículo se recuerda que la mayoría de los estudios en este campo se han hecho en adultos de países desarrollados. Se necesitan más investigaciones en jóvenes y en poblaciones de América Latina, África o Asia, donde los cambios alimentarios y las desigualdades nutricionales pueden influir de forma distinta en la salud cerebral.
¿Cuál es la conclusión?
En resumen, una dieta vegetal bien diseñada y consciente no solo protege el corazón, también puede ayudar a mantener el cerebro en forma y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Eso sí: conviene planificar, complementar cuando sea necesario y optar siempre por alimentos integrales frente a ultraprocesados.
“Cabe destacar que, según nuestro conocimiento, aparte de los estudios centrados en componentes alimentarios individuales, no existe evidencia sólida que indique que las personas veganas o que siguen una dieta basada en plantas tengan un volumen cerebral menor, un rendimiento cognitivo más bajo o resultados exclusivamente favorables en comparación con los omnívoros”, explican sus autores.
El estudio al que me refiero es este: Peña-Jorquera, H., & Cid-Jofré, V. (2025). From plate to brain: benefits, deficiencies, and research needs of plant-based diets. Neuroscience, 585, 335–350.

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